domingo, 22 de febrero de 2009

y yo con ella.

En la biblioteca nacional de España en Madrid, guardan un libro llamado Islario General De Las Islas Del Mundo, no se puede tocar, pero hay dispositivos electrónicos que lo reproducen y mediante los cuales se puede explorar y leer un poco. En aquellos siglos de lecturas caballerescas, con aventuras, valientes y dragones, se fantaseaba de manera real y con basta usanza de la razón para creer en las quimeras de las tierras semi exploradas y aquellas sin explorar. La cartografía antes del satélite, es bellísima, expone la imaginación desnuda y artística del estudioso. Tal vez sea algo comparable con las teorías que intentan explicar las regiones y fenómenos avistados por telescopios satelitales a distancias y tiempos que no podemos aún tocar.
Habitamos en islas, que se encuentran esparcidas en el planeta y éste a su vez vaga armoniosamente con otros cuerpos en lo que parece una deriva, formando un conjunto que junto con otras galaxias, cuya distancia no se puede decir, también vagamos. Hoy, desde la ventana vi como el sol salía, calentaba y ahora se ha ido. El Domingo, debido a las circunstancias me obligó un poco a ser estático, todos los planes de movimiento y acciones diarias que la vida me desvela, se aplazaron un día, sin embargo el tiempo corrió deprisa luego de ver el filme coreano que regresaré mañana a la segunda biblioteca de Gracia. Los sucesos que al rededor podrían sucitarse me son preparativos, la semana promete ser movida y tengo la energía para afrontarlo.
Soy yo quien me mueve magnéticamente con mi rededor. También soy llevado, arrastrado en el baile armonioso de las energías con las que juego y combato todos los días. Si hablo, si me muevo, si opino, existirá una reacción, o sea que el planeta sostenido por el magnetismo del sol, que en la galaxia gira por la energía de una fuerza de reacciones físicas en lo profundo y abierto del espacio, tendría que ser lo mismo que me mantuvo pululando desde la habitación hasta el jardín.

Esta isla gira.

y yo con ella.

¿Será que somos interminables, sólo porque no estamos al comienzo ni al final?



Valcarca, barcelona, febrero dosmilnueve

1 comentario:

palcacer dijo...

Interminables o fugaces, ¿de donde vendrá ese impulso que nos da la necesidad de saber mas allá de nuestro conjunto?

Será que hay más verdad en la imaginación entusiasmada que en los datos de esos seres seudo-pensantes... del olvido no me acuerdo pero parece que los avances de la humanidad se han pagado a precio de conocimientos fundamentales... por fortuna aún quedan registros que nos recuerdan si los tomamos con seria calma... tesoros de la memoria.

Me encanta tu enfoque amigo, ojalá nos veamos un día u otro!! un abrazote.